A l filo de la navaja: diez cuentos colombianos

 

Los autores reunidos por Juan Gabriel Vásquez en esta antología son menores de cincuenta años. Hacia 1955 la generación de García Márquez y Álvaro Zepeda Samudio emprendió la búsqueda de otras lenguas y otras tradiciones. Al contrario de lo que le sucedió a Borges o a Cortázar, esta generación, afirma Vásquez en el prólogo, “ya no tiene que explicar sus querencias extraterritoriales, ya no tiene que entonar un complicado mea culpa cada vez que decide ubicar un relato en otro lugar del mundo o un texto clásico como metáfora o como pretexto”; es así, “espontáneamente cosmopolita”.

 

Héctor Abad Faciolince, Pedro Badrán Padauí, Juan Carlos Botero, Octavio Escobar Giraldo, Santiago Gamboa, Mario Mendoza, Pablo Montoya, Julio Paredes, Ricardo Silva Romero y Antonio Ungar narran diez “iluminaciones”, relatos breves, “pequeñas iluminaciones sutiles –en palabras del antologador- que son la marca de fábrica del cuento moderno”; y es que la tradición del cuento moderno “se ha especializado en esos discretos momentos de luz”.

 


Los diez relatos divergen en cuanto a su temática, a la técnica narrativa, a los géneros entretejidos en cada narración. El primer signo inequívoco de la madurez de estos narradores, según Vásquez, es la autoridad para superar -o incorporar, o parodiar- los subgéneros. El ensayista y novelista Juan Carlos Botero (1960) se apoya en la aventura como mecanismo narrativo para construir, en “El descenso”, un relato metafísico; Ricardo Silva se basa en los clichés del melodrama –al estilo de su admirado Woody Allen- para escribir una historia conmovedora en “Semejante a la vida”. Pedro Badrán, en “La magia de Joe Domínguez”, y Octavio Escobar en “¿Recuerdas Staying Alive?” abrevan en la cultura popular. Pablo Montoya importa a Antígona para “ponerla a sufrir en Medellín”, señala Juan Gabriel Vásquez, y Mario Mendoza –autor de la novela Satanás (Premio Biblioteca Breve, 2002)- imposta la voz “de un aventurero decimonónico al mejor estilo de Conrad”. Santiago Gamboa, autor de El síndrome de Ulises –novela finalista del Premio Rómulo Gallegos en 2007- echa mano de la autobiografía para narrar las aventuras de un reportero en París.

 

El segundo signo de madurez de los escritores aquí reunidos es, de acuerdo con Juan Gabriel Vásquez, su fidelidad a la tradición que practican, más que a la nacionalidad. En algunos relatos, en efecto, la realidad política colombiana asoma, “en sordina y con elegancia, casi pidiendo disculpas por entrometerse en los complejos destinos individuales (el amor fracasado, el cariño fraternal)”. La ausencia de escritoras colombianas en este libro se debe, en opinión del antologador, a que “no parecen sentirse demasiado atraídas por el género”. Los relatos incluidos en Al filo de la navaja: diez cuentos colombianos siguen un orden estrictamente alfabético.