En esta nueva entrega, apunta la directora de Literatura de la UNAM, lo insólito “no es ya lo raro y en una época de calamidades los valores más apreciados son la tenacidad y la sobrevivencia. También la improvisación”. No en balde, explica la escritora, “la nueva tradición, más que interpretar, segmenta y enlaza el pasado literario y reinterpreta el mito desde el fragmento”. En ocasiones, agrega, “acude a formas novedosas: reescribe lo clásico a través del tuit o de la minificción”.
Javier Perucho, autor del prólogo, destaca entre los rasgos de esta séptima antología, la inclusión que hizo Chimal de “una magnífica oncena de escritoras –nunca por las necedades de lo políticamente correcto, sino por los valores esenciales que sostienen sus ficciones– y concede espacios generosos al microrrelato” que, de acuerdo con el autor de Dinosaurios de papel, “se ha consolidado en una arquitectura prosística singular; es el hermano menor del relato canónico, el benjamín de las artes narrativas”.
Según Perucho, Erika Merguren y José Luis Zárate, ambos escritores incluidos en este tomo, además de Alberto Chimal, el antologador, se han convertido en “auténticos expositores” y “defensa y apología” del género del microrrelato, además de sus difusores.
Asimismo, el prologuista nota “en este florilegio la inclinación natural de Alberto por la ‘literatura de la imaginación’ –así gusta denominarla-, tendencia que se percibe inmediatamente en el ramillete de textos compilados que incursionan por los mundos oníricos, la narrativa de lo extraño, la prosa del horror y la imaginación fantástica”.
Desde la perspectiva de Perucho, “en la suma total de esta inventiva cuentística se refleja el tiempo del mito, la historia, la fijación de los pasados recobrados, la memoria y sus predicciones”, es decir, “el miedo al futuro, además de las frustraciones cotidianas, el tránsito de las eras del hombre hacia la juventud y la madurez, la condición de las mujeres, el precio de eso que actualmente llamamos gloriosamente fama”. También “el erotismo y la poética de los siniestro” y “la pesadilla en que se ha convertido habitar en las tierras del septentrión mexicano”.
En la madurez del cuento hispanoamericano, el prologuista de Sólo cuento VII percibe “un proceso de renovación” logrado por “los relevos generacionales que decidieron portar la estafeta del confabulador de la tribu”.
Sólo cuento VII se divide en las siguientes secciones: Vidas y ejemplos, Irrupciones y transformaciones, Colecciones y travesías y Calamidades.
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