Entrevista con Jaime Tzompantzi, autor de Milagro 401. Poemas 2037-1978 (Ediciones Digitales Punto de Partida, 2019)
 



El autor es estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Milagro 401. Poemas 2037-1978, su tercer libro, demuestra que la anti poesía practicada por autores de la talla de Nicanor Parra y Gerardo Deniz goza de cabal salud en México, y que lo cotidiano es también materia poética. Tuitea en @selfiesconfruta




Cuéntanos cómo fue el proceso creativo de Milagro 401

Mi primero libro se llama Fantasmophilia y fue publicado por la editorial independiente Súper Ediciones Prisma, una banda de ninfas siempre ebrias que clonan los amuletos de la gente. En realidad ese libro fue escrito por 6 entidades: Alceo Narval,  Jaime Tzompantzi, Isidoro Narval, Telmex Cruz, Aladín Prix, Julián Gasper e Issa Narval; una de ellas soy yo pero no estoy seguro de cuál, ni quién sea real y quién no. Al mismo tiempo que escribía ese libro, de un estilo más disociado, escribía Milagro 401, que es un libro más reflexivo y donde hablo más explícitamente de experiencias que viví. Es básicamente una colección de poemas que junté y que vi que tenían en común la cuestión del error o el accidente como desencadenante de una maravilla.

¿Quiénes han sido las personas más determinantes en la confección (por llamarla de algún modo) de tu vocación literaria?

Mi papá, mi mamá, mi hermano y mi hermana, que me enseñaron a amar: Jaime, María Elva, Víctor y Elizabeth.  Y mis amigos. Mis comadres. Todas ellas son enigmas. Todas ellas están por nacer.  Todas son mis más grandes maestras. Básicamente se ha tratado de ver cómo ellas viven sin miedo y escurren pintura de graffiti de sus ojos cuando lloran de emoción. En sus ojitos y en sus palabras al oído me di cuenta de que iba a pasarme toda la vida escribiendo. También me influyó el capibara albino que vi impreso en una monografía una vez en la escuela. Me enseñó la lengua, me cantó las mañanitas y quemó todos los VHS de mi memoria.

¿Cómo decidiste que la poesía sería el género literario que practicarías?, ¿trabajas con otros géneros literarios?

Pienso que los géneros son formatos; es decir, tradiciones sobre cómo llevar a cabo una idea. Obviamente me encantan estos formatos porque me encanta la historia de la literatura. Pero en última instancia, quisiera no pensar demasiado sobre en qué “tipo” de escritor soy. Me gusta versificar narración y escribir prosa volada e incoherente. También me encanta dibujar en paint.

¿Cuál ha sido tu experiencia al publicar un libro digital?

Muy linda, muy cute, muy kawai. Como incendiar Miniso o beber lechita de dragón. ¡Además me encanta que sea gratuito! Amo los libros con formato físico —los hago—, pero actualmente podemos conocer más autores y de más diversos lugares —en el más amplio sentido de la palabra— gracias a esa accesibilidad al contenido que nos da internet.

¿Cuál es el papel de la antipoesía en el panorama lírico contemporáneo?

Me gusta que digan que es antipoesía por el nexo con Nicanor Parra <3, pero en sí no creo que sea literalmente anti poesía. El mismo Parra sabía que estaba escribiendo absoluta poesía, con el único y brilloso detalle de que ésta no se ceñía a las convenciones temáticas del formato “poesía” de su generación. Convenciones que no dejan de rondar en la idea de poesía que muchos en México siguen teniendo.

La poesía no son los temas sino la forma en que estos se tratan. Es lenguaje y sensibilidad. Es un hechizo que te echas a ti mismo en primer lugar, y que te hace ver relaciones mágicas entras las cosas que antes no sabías que existían. Esto nos ayuda a aprender a vivir más hermosamente, incluso cuando el descubrimiento tras dichas relaciones sea una verdad obscura, pues la poesía siempre es vida, sin importar que muchas veces  hable de fantasmas y cadáveres.

En sentido literal, lo único que considero “antipoético” es sólo aquello que corta las posibilidades de la imaginación: la censura, la segregación, la desaparición forzada. Los crímenes de odio que todo el tiempo están ocurriendo.

¿A qué se debe el desfase o la inversión temporal en el subtítulo de tu libro: Poemas 2037-1978?

No sé bien, pero creo que tiene que ver con que el tiempo es el tema inevitable en la poesía. El paso de un estado a otro, degradación, oxidación, nacimiento, muerte. Son cuestiones para las que no hay una conclusión definitiva y que a veces funcionan de una manera difícil de entender, incluso paradójica. El tiempo y el espacio son un bloque conjunto. Uno de lego, y existen más. Todo ha ocurrido y está ocurriendo y va a ocurrir a la vez. Ningún instante es el ahora. ¡Todos lo son! El tiempo es la casa del dolor, pero también de la más absoluta felicidad.

¿Cómo escribes?, ¿tienes manías, amuletos o supersticiones?

Compro helado de pistache y lo arrojo al cielo esperando a que lo atrape en el vuelo un ave cóndor o un dron en drogas, entonces, si veo que sucede, me concentro en el ruido de la Tierra mientras rota y hago una oración a Elegguá. Entonces escribo.

¿Qué proyecto tienes a corto plazo como escritor?

Estoy escribiendo un libro llamado Semblanza, que es un libro compuesto sólo de paratextos como los que se encuentran en las ediciones comerciales de textos: semblanzas, colofones, prólogos. Puros de esos formatitos, pero enloquecidos. Es una forma de señalar como hasta cierto punto todos esos textos son spam y no son interesantes más que para proporcionar cierto “prestigio” y “seriedad”, pero que no proporcionan en sí un contenido significativo. Se me ocurrió a partir de una semblanza personal que me rechazaron para una revista donde me publicaron unos poemas. Dicha semblanza era un divertimento de ficción. A cambio, me pidieron datos como dónde estudié y cosas aburridas así jajaja.

También voy a la mitad de un libro llamado Libro de historia de los animales, que son poemas sobre animales y será ilustrado con peluches reales que mandaré a hacer. Ya conseguí un dealer