La resistencia popular, canciones de la revolución de Independencia
(Voz Viva de México, 2010)

En la presentación que acompaña a este disco, Ana Cecilia Lazcano, encargada también de la selección, escribe: “Cuando en 1985 la aún Dirección General de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México se incorporó a los festejos para conmemorar el CLXXV aniversario de la Independencia y el LXXV de la Revolución, se propusieron diversos proyectos para algunas de las áreas de la Dirección, entre ellos la producción de este disco que correspondió en la investigación y selección de textos a la Dirección Editorial, la indagación sobre la música a la Dirección de Actividades Musicales y a Voz Viva la elaboración”.
 


Ana Cecilia Lazcano afirma que la fuente principal de la pesquisa “fue el Fondo Reservado del Instituto de Investigaciones Bibliográficas –al frente del cual estaba la maestra María del Carmen Ruiz Castañeda- así como algunos documentos cuyas referencias encontramos en ensayos y textos de varios estudiosos de esa época”. Alicia Urreta –pianista, compositora, autora de numerosas piezas sinfónicas y corales, ganadora de varios premios, además de ser una activa promotora de la música en diferentes orquestas y compañías de ópera-, entonces directora de Actividades Musicales, fue una figura señera en la investigación musical “más compleja y azarosa” que la pesquisa de los textos, de acuerdo con Ana Cecilia Lazcano. Un grupo de investigadores dirigido por Alicia Urreta se sumergió en archivos musicales de varias partes del país con el objeto de encontrar partituras de diversas formas musicales y bailables del primer tercio del siglo XIX, registrados en documentos conservados en diferentes archivos y bibliotecas de México. “Resultó sorprendente –afirma Ana Cecilia Lazcano- saber que muchos ritmos y estructuras musicales ahora tan familiares como lo son: el jarabe, el corrido, el son, la Valona, la canción y el huapango eran antiguas formas heredadas de la Colonia” que rápidamente se volvieron réplica popular “a la música culta que trastocó ritmos y letras a tal punto que fueron objeto de juicio por la Santa Inquisición”. Según la editora, se tomó la decisión “de componer y adaptar la música respetando, hasta donde fue posible, las formas musicales rescatadas por ellos [los investigadores] y que correspondían a las de principios del siglo XIX”. Ramón Sánchez encabezó este reto y, “siempre bajo la supervisión de Alicia Urreta, compuso casi toda la música que acompaña las letras de las canciones y los versos que se recopilaron”. Este disco compacto contiene 13 canciones seleccionadas por Ana Cecilia Lazcano. Todas ellas presentan un tono festivo y a la vez combativo de los versos dedicados a comentar la toma de diversas ciudades, las hazañas de los insurgentes “e incluso aquellos que modificaban las oraciones religiosas, para darles un nuevo sentido irreverente y subversivo, así como los que hacían burla y mostraban desprecio o imprecaban a los “chaquetas”’ como apunta la autora de la presentación, y añade: “Estas muestras de esa subjetividad popular era la que quisimos plasmar en el disco”. De las trece canciones seleccionadas, sólo dos no pertenecen exactamente a la fase armada: “Los oprimidos” que abre y cierra el disco y “La Bamba” que recoge la tradición decimonónica “de esas formas musicales que hemos venido mencionando”, refiere Ana Cecilia Lazcano, y explica que para dar sentido y fluidez al disco agregó pequeños textos en las voces de Alejandro Aura, Aurora Molina y Alberto Pedret, que “acotan las canciones y dan un aire narrativo a la grabación”.